sábado, 31 de julio de 2010

Rafting



El rafting
Entre los deportes de aventura uno de los más populares actualmente es el rafting. Esta actividad, que se desarrolla en los ríos de aguas bravas ofrece todas las emociones de una gran aventura.
El rafting es el descenso de un grupo de personas, a bordo de una balsa inflable, sin motor, por un río de montaña. La embarcación es arrastrada por la corriente mientras los tripulantes la dirigen mediante los remos.
La balsa o bote inflable posee una capacidad de entre cuatro, diez o doce personas. Los tripulantes van provistos de un remo corto de una sola pala, con el que, siguiendo las instrucciones del guía o timonel, dirigirán la embarcación sorteando los obstáculos que el río presenta.


Orígenes del rafting
La palabra rafting, proviene del término en inglés raft, que significa balsa. Los pioneros de esta actividad comenzaron su andadura en Estados Unidos, en el río Colorado, con motivaciones que mezclaban el espíritu de aventura con el interés turístico.
Al principio, mediados de siglo, cuando nació este deporte, no se utilizaban los botes actuales, sino embarcaciones similares a piraguas. Sin embargo las características de los ríos, aislamiento, gran caudal, fuertes desniveles, obligaron a buscar otro tipo de embarcación que permitiese descensos más prolongados y seguros.
Con el fin de que el equipo humano y personal de cada aventurero fuese mayor y conseguir así más autonomía, era preciso que la embarcación cumpliese una serie de requisitos. Para conseguirlo y como es lógico en todo inicio, se probaron distintos materiales, en busca de una embarcación que otorgase mayor estabilidad y una mejor maniobrabilidad.
Las pruebas más afortunadas se realizaron con botes neumáticos del ejército. Fue en 1938 cuando se realiza el primer descenso del río Colorado en una balsa inflable.
Las emociones que ofrece el descenso, el paisaje por el que transcurre la prueba y la evolución de las técnicas y los materiales, convirtieron a este deporte en lo que es hoy en día, una inmejorable atracción turística que combina el riesgo, la aventura y la belleza de la naturaleza, con la necesidad de trabajar en equipo.
Escala de Dificultad

En Rafting, los distintos tipos de ríos tienen una clasificación determinada que está relacionada con la dificultad que presentan a la hora de ser navegado. La escala internacional de dificultad se desarrolla desde la clase I a la clase VI.

Por supuesto, todos aquellos amantes del Rafting y de la adrenalina prefieren ríos con una gran caída del torrente de agua, gran caudal y peligrosidad. En este caso la escala será la más alta. En los ríos con nivel más bajo de dificultad el único requisito para hacer Rafting en ellos, será saber nadar.

Clase I: Principiante. Ríos de corriente lenta, con olas son bastante pequeños. Ideal para empezar donde el riesgo de caerse es muy bajo.


Clase II: Novato. Ríos con rápidos suaves y algo de oleaje, pero sigue siendo apto para grandes, jóvenes y niños. Con corrientes un poco más rápidas, canales amplios, alguna maniobra ocasional, y olas irregulares.

Clase III: Intermedio. Nos encontramos con un río de rápidos más fuertes, las olas siguen siendo moderadas e irregulares, pero comienzan a aparecer algunas obstrucciones y pendientes escalonadas. Sigue siendo apto para todo tipo de personas aunque con un poco de precaución. En este caso es apto para mayores de siete años. Aguas turbulentas con huecos y olas medianas de no más de 1 metro, remolinos de cuidado para un nadador y de alguna consideración para una embarcación. La navegación requiere buena técnica y conocimiento del río. Existen algunos pasos técnicos de atención.



Clase IV: Avanzado. Son Ríos de corrientes rápidas, fuertes y con un alto grado de irregularidades y con algunas rocas obstruyendo el camino. En ciertas partes del recorrido nos encontramos con pendientes muy pronunciadas y que requieren maniobras rápidas y bajo presión. Antes del primer descenso, es recomendable que un kayak se adelante para reconocer el comportamiento del río. Solo apto para mayores de 16 años, con precauciones. Muy difícil. Aguas blancas muy turbulentas pero predecibles. Huecos y olas de hasta dos metros, remolinos considerables para una embarcación. Pueden existir cascadas de consideración. La navegación requiere muy buena técnica y conocimiento del río. Existen pasos estrechos que requieren maniobras técnicas complicadas.



Clase V: Experto. Ríos de corrientes muy rápidas, irregulares y/o muy largas y con gran cantidad de rocas obstruyendo el recorrido. Son de alta complejidad debido a la gran cantidad de peligros que se deben evitar constantemente. Es necesario un excelente dominio de todos los elementos del Rafting, seguridad y rescate. A practicar solo por los más experimentados. Aguas blancas muy turbulentas poco predecibles con olas y huecos de más de dos metros. Remolinos y cascadas de peligro. Requiere un grado de técnica experto y muy buen conocimiento del río. Necesidad de maniobras extremadamente técnicas, estas expediciones se desarrollan con guías acompañantes en kayak para asistir en los pasos mas complicados y marcar la línea del rió.

Clase VI: Extremadamente difícil o No navegable. Se considera muy difícil o imposible de navegar. Con peligro de muerte.

Todo río rápido no tiene una misma clase en toda su extensión, sino que posee una sucesión de tramos de distintas clases. Un río o un tramo del mismo se consideran de la misma clase que su rápido más difícil. La mayor parte de la actividad en descenso de ríos se realiza en las clases III y IV, quedando las clases II e inferiores en la categoría de navegación general en la que otras embarcaciones, técnicas y equipos son utilizados. Los ríos de clase V y VI son abordados únicamente por expertos.
Equipo

Equipo personal de guía.
1. Casco.
2. Chaleco salvavidas.
3. Calzado apropiado.
4. Traje de neopreno.
5. Cabo de seguridad.
6. Cinta tubular para flipear la balsa.
7. Cuchillo para río, no mostrado.







Seguridad y equipo
Por la naturaleza de la actividad se requiere un estricto apego a la técnica, al equipo y a la seguridad. El adecuado uso del equipo y el conocimiento de las técnicas básicas de remado y rescate es indispensable aún cuando se va con un guía experto o con una compañía de descenso de ríos.
Técnica
Toda persona que realiza descenso de ríos debe conocer como mínimo las siguientes técnicas:
- Voces básicas de remada y su ejecución: "adelante", "atrás", "derecha", "izquierda", "piso" y "alto"
- Además es indispensable prestar completa atención al guía para saber que hacer en caso de:
a) "lado alto" para evitar voltearse o evitar caídas.
b) Quienes reman hacia una dirección y quienes hacia otra. (Ejem: izquierda adelante – derecha hacia atrás)
c) Caída al agua.
d) Asistir a un compañero de remada para incorporarlo sobre la balsa luego de una caída.
e) Como manejar el remo en las voces de “alto” y “”piso” para no dañar a un compañero.
f) Uso correcto de equipo básico personal. Casco, Chaleco y Remo.
e) Entre todas las especificaciones y detalles que pueda dar el guía en cuanto a la técnica de remada o situación que pueda presentarse.




Todo guía de una embarcación para descenso de ríos debe dominar los siguientes aspectos técnicos:
• Conocer muy bien el manejo de todo el equipo de descenso de ríos.
• Saber "leer el río", es decir interpretar adecuadamente sus turbulencias: olas, hoyos, remolinos, etc., para así dirigir la embarcación por los lugares adecuados.
• Conocer las señales básicas de comunicación.
• Saber las técnicas de rescate, tanto de personas como de embarcaciones.
• Al caer al agua, saber moverse dentro del rápido y auto reincorporarse a la embarcación.
Señales
Existen ciertas señales visuales indispensables para la comunicación en los rápidos, ya sea entre personas o entre embarcaciones. Las principales son:
• Hombre al agua.
• Alto.
• Adelante.
• Reunión. Se utiliza para dos o más embarcaciones.
• Peligro, se requiere orillarse o extremar precauciones.
Una buena medida de seguridad adicional es no navegar solo, siempre es recomendable descender un río en grupos de dos o más embarcaciones.

Algunos de los ríos navegables clase III o superior en Argentina que son los conocidos por el descenso en rafting.
Argentina
• Río Juramento en Salta, dique Cabra Corral. Río de clase III.
• Río Manso Inferior en la Patagonia, 70 Km. al sur de San Carlos de Bariloche. Río de clase III y IV en el tramo que va a la frontera con Chile, y de clase II y III en el tramo anterior.
• Río Mendoza en Potrerillos. Río de clase III/IV.
• Río Grande en Malargüe, Mendoza. Río Clase II, III, IV.
• Río Atuel Superior: Río con rápidos clase III/IV.
• Río Atuel – Valle Grande: Clase II/III.
• Río Futaleufú Clase IV/V. Sede de campeonato mundial del año 2001.


UNA FIESTA MUY PARTICULAR.

Con motivo de la celebración del “Día del Guía de Rafting” desde ya hace siete años, la Asociación sureña de Kayak y Rafting dispuso realizar una serie de actividades acuáticas para dicha celebración, marcando el 1º de Febrero como Día Internacional del Guía de Rafting. Los festejos dan comienzo con un Sprint de Rafting desde el muelle de una de las empresas prestadoras de servicios del lugar, este año fue “Kintun Expediciones” quien tuvo el privilegio, y se desarrollaron 400 metros por el río Atuel más una Competencia Río abajo (denominada "down river" dentro de lo que es el Campeonato Argentino de Rafting) con una extensión de 10 Km. También este año, se realizó una competencia de Cool River añadiendo este nuevo deporte aventura a las actividades del río Atuel y a la fiesta, más una competencia de Balsas con destrezas de los guías y para finalizar el Rodeo de Kayak en el puente del Río Atuel en Valle Grande.
Pero eso no es todo. Después de las actividades y competencias dentro del agua, tanto competidores, organizadores y turistas que se quedan a observar el evento asisten a la gran ceremonia de entrega de premios, sorteos varios y lo que todos esperan… el banquete final donde se comparten asado, aperitivos y una gran fiesta musical a la vera del Río Atuel. Se abren las puertas de la tasca (el bar donde se organizan todos los años la fiesta nocturna), la música comienza a sonar, un poco más fuerte y allí luego de un interminable día los festejos se van apagando cuando el sol del nuevo día aparece radiante sobre las montañas.

Avion de los Caballos - Nota Completa -






A casi 45 años de que un avión de la aerolínea Transamerican se estrellara en el cerro el Sosneado con su misteriosa carga, fuimos en busca de sus restos. Lo que se halló es parte de esta historia.

Expedición realizada Por:
Mauricio Guerra J.
Ramón Ramirez


En la mañana del martes 17 de mayo de 1960, en el aeropuerto de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, se encontraba listo para su despegue un avión de la línea aérea Transamerican. Era un carguero CURTISS C- 46, cuyo destino era la ciudad de Panamá, previa escala en Chile.



Algunos auxiliares introdujeron en la bodega varios maletines de cuero. Después cargaron siete finísimos caballos de carrera. En el compartimiento de pasajeros, cinco personas se alistaban para el vuelo, además de la tripulación compuesta por el piloto, el copiloto, el navegante y un mecánico.
A las 11 de la mañana, los motores del avión se pusieron en marcha. El vuelo tenía ya una hora de retraso al momento de su despegue. Al llegar a los 3 mil metros de altura, voló sobre Junín y luego se dirigió al Oeste. A las 14 horas se comunicó con la base de San Luis y recibió información sobre las condiciones meteorológicas. Media hora después debía aterrizar en la localidad de San Rafael, pero por su retraso informó la continuidad del vuelo hacia Chile.
A las 15:30 horas fue su última comunicación radiofónica, cuando estaban ya casi a la altura del paso del Yeso, ruta que debía realizar para el cruce de la cordillera. Una fuerte turbulencia obligó al Curtiss a descender rápidamente. Un minuto después, el avión se estrelló contra un cerro (El Sosneado). No hubo sobrevivientes y sólo un año más tarde un baqueano descubrió los restos del avión y sus cadáveres mutilados. Cuando el baqueano, Eduardo Gutiérrez, descubrió los restos el avión, se dirigió a las autoridades para avisar sobre el accidente y los cadáveres.
“Uno de ellos, sin poder dimensionar lo que había encontrado, tapizó el interior de su casa con un especial papel mural: miles de dólares.”



Diez años después, otro puestero denunció que cinco personas habían saqueado el avión. Comenzó una nueva investigación que demostró que esas personas habían comprado vehículos y equipos para sus fincas. Pero uno de ellos, sin poder dimensionar lo que había encontrado, tapizó el interior de su casa con un especial papel mural: miles de dólares.
Entonces se supo que este avión transportaba un botín de 500.000 dólares, joyas y monedas de oro en los maletines de cuero. Por eso la historia denomina a este accidente como el AVIÓN DE LOS CABALLOS O EL AVIÓN DE LOS DÓLARES.








La aventura
Luego de dos años de haber recopilado información, tomamos la decisión de realizar esta expedición para encontrar los restos del avión. Fue así que el 16 de febrero comenzamos esta aventura en tierras mendocinas. La primera etapa fue contactar a algún arriero por el asunto de caballos y cargueros; así sólo tendríamos el desgaste físico mayor a los cuatro mil metros de altura en donde se encontraban los restos, según indicaba la historia, en el cerro Sosneado.
El 17 de febrero, después de un desayuno al estilo gaucho (mate y pan), comenzamos a avanzar entre cerros y acantilados; debíamos trasladarnos unas seis horas a caballo para llegar al punto donde se establecería el campamento base. Fueron horas difíciles, pero el hermoso paisaje compensó el esfuerzo.
Aproximadamente a las 18 horas llegamos al punto, junto a Mauro y el baqueano, Osvaldo Araya, por lo que rápidamente armamos el campamento. Como a las 19:30 comenzamos a juntar leña para preparar la cena. El chivo asado fue un manjar de dioses, pues en medio de ese paisaje los sabores son únicos. Después de una buena conversación, junto a un mate que pasaba de mano en mano, dimos por finalizada la jornada.
Al día siguiente, mientras desayunaba miraba el cerro Sosneado. Es hermoso e imponente, su acceso es difícil, y da miedo de solo mirarlo. La ruta a seguir estaba determinada: la primera etapa sería a caballo, luego unos 500 metros de ascensión a pie hasta alcanzar nuestra meta.
A las dos de la tarde, estábamos sólo a metros del sector donde se había producido el accidente, sólo faltaba encontrar algún vestigio para confirmarlo. Comenzamos a caminar por un acarreo cubierto de nieve, agitado por el esfuerzo.
De pronto, Mauro, divisa un trozo de un motor, lo examina y sigue ascendiendo hasta llegar a una planicie donde estaban esparcidos los restos del avión CURTISS C- 46.
Después de recuperar el aliento, caminamos entre los pedazos de sus alas, hélices, motores, tren de aterrizaje y cabina. Medio oculto, encontramos un chaleco salvavidas de la época y una pañoleta con un bordado claramente visible, MONTERO. Fue una experiencia única el encontrar estos objetos.
La visión de vértebras, costillas y una extremidad superior, además de otros huesos, me recordó el destino de los caballos. La historia estaba ahí, tomamos registros fotográficos y regresamos al campamento base.
El 19 de febrero comencé el retorno hacia al valle para tomar el vehículo que me acercaría a la urbe. Pero había un detalle más de misterio en esta historia.
El avión de los dólares
Este accidente tuvo una gran repercusión en el ámbito regional, pues involucró a crianceros que tenían sus veranadas en la zona del Cerro Sosneado.
Esta gente descubrió los restos del avión, llevándose lo que les podía ser útil, bolsos, valijas y demás elementos. Sin duda actuaron de buena fe, como es común entre los habitantes de la cordillera.
El hallazgo de gran cantidad de dólares entre los trofeos, les llamó la atención pero, al no conocer su valor, sólo los utilizaron como adornos. Hasta que llegó alguien que se aprovechó de la situación, y allí comenzaron los problemas, de acuerdo con lo que nos cuentan los baquianos del lugar:
El problema empezó cuando se armó el disgusto de un señor que estaba medio encopao, que fue el que "lo entró al agua" a un vendedor.
Y ahí empezó a venir la mano y empezaron a apretar un puestero y a buscar a los que le habían dao la plata al vendedor, porque la otra gente que había saqueao el avión eran toda gente de campo, gente puestera, que eran todos parientes.
Esta gente tenía los dólares en un cuadro de fotografía, los habían puesto adornando el cuadro. Ellos le dieron la plata al vendedor, que le cambiaron por mercaderías.
Eso ocurrió como en el 60 y algo, por ahí, lo que pasa que nadie largaba prenda de lo que sabía.
A los encontradores los agarraron como a los 8 años o 9 años.
Cuando los vinieron a descubrir no les hicieron nada, solo que los guasquearon y los apalearon un poco, se ve que había habido muy mucha cantidad de plata en el avión










INFORMACION SOBRE EL ACCIDENTE
LOS ACCIDENTES AÉREOS y EL TRIÁNGULO DEL SOSNEADO
Dos accidentes aéreos que ocurrieron en la zona montañosa de la cuenca del Atuel, que en su momento tuvieron una gran resonancia, reafirmaron el mito popular de un supuesto triángulo trágico- misterioso en la región, a similitud del Triángulo de las Bermudas. Los vértices de la supuesta figura comprendería el casco de la Estancia el Sosneado, la Laguna del Diamante y un punto en el límite chileno entre el Paso de las Damas y el Portezuelo de las Lágrimas.

Una serie de acontecimientos más o menos confusos, que se desarrollaron a lo largo del siglo, crearon el clima inicial de la creencia popular, con el paso del tiempo y el condimento que adicionó los accidentes aéreos mencionados, ha hecho que el sentimiento se consolide con firmeza.
La cronología de algunos de los hechos, (sólo se han tomado los que causaron trascendencia fuera del ámbito local) en su mayoría ocurridos dentro de los límites de la propiedad de estancias El Sosneado, son de lo más variados y llamativos:
Los contrabandistas congelados
En una de las recorridas por los campos de veranada pertenecientes a Sominar, alrededor del año 1.959, realizó un hallazgo se internó por los altos valles de la cuenca del Atuel y se dirigió hacia la vertiente del Río Diamante, por las nacientes del Río Negro. En su trayecto, pasó por un lugar donde yacían los cuerpos congelados de 5 contrabandistas y 14 caballos. De acuerdo a los comentarios de crianceros de la zona, se encontraban en ese lugar, entre hielos milenarios, sin que nadie supiera acertar las causas de las extrañas muertes, ni la identidad de aquellas personas. Esos cuerpos, humanos y animales, que permanecían allí, desde lejanas épocas, en un estado de momificación natural, habían generado una diversidad de conjeturas, pero nunca nadie supo quienes eran. Aún hoy, en esos gélidos parajes se reconocen los restos de aquellos infortunados y misteriosos hombres de montaña.